Tras un sensual masaje, nos entregamos a apasionados besos y a una intensa exploración de los cuerpos del otro.Le prodiqué atención a su deliciosa piel ébano, degustando cada centímetro antes de que ella correspondiera con afán, devorando mi palpitante placer.¿El clímax?Un acoplamiento salvaje y primario, culminando en una boca llena de satisfacción caliente y cremosa.